lunes, 15 de mayo de 2017

Productos de León: Vino

En toda Castilla y León predomina el cultivo de cereal, mayoritariamente trigo. Desde los años 60 también de la cebada. Y, en los últimos tiempos, se han añadido a los anteriores el centeno y la avena. En las zonas de regadío se cultiva remolacha, patata, alfalfa, legumbres y diversas hortalizas. Últimamente también se ha extendido el cultivo del girasol. Además de lo anterior, en nuestra provincia también se siembran maíz y lúpulo.

Esto es que se cultivan todo tipo de productos, todos ellos de gran calidad, y muchos de ellos cuentan con reconocimientos como Indicaciones Geográficas Protegidas y Denominaciones de Origen.




Uno de los productos más destacados de León es el vino. En toda Castilla y León hay 9 denominaciones de origen. Dos de ellas son de nuestra provincia, la D. O. El Bierzo y la D. O. Tierras de León.

Durante las tres últimas décadas del siglo XX el cultivo de viñedos ha experimentado un marcado decrecimiento en número de hectáreas; actualmente se aplican a estos cultivos las más modernas técnicas de crianza y ello se ha traducido en una mejora de los vinos que se producen, los vinos que se producen en Castilla y León han accedido a mercados internacionales, donde son muy valorados y compiten con otros de gran calidad, como los de La Rioja.

Las denominaciones de origen de León:

D. O. El Bierzo

D. O. El Bierzo es una denominación de origen establecida en 1989 al oeste de la provincia de León, en Castilla y León.
La zona de cultivo del Bierzo se sitúa en el valle del río Sil, una llanura fértil que está rodeada de montañas que la protegen del viento húmedo y frío del Atlántico. Los suelos son húmedos y fértiles con una altitud que oscila entre los 450 y los 1000 metros sobre el nivel del mar. La temperatura media es de 12,3 *C y la pluviometría media anual no alcanza los 730 mm.



La elaboración de los vinos protegidos por esta D. O. se hace con las variedades de uva autorizadas, las tintas son la Mencía (mínimo el 70%) y la Garnacha tinta; y las blancas son Doña Blanca, Godello, Palomino y Malvasía. En esta Denominación de Origen también cobran fuerza los vinos rosados, elaborados con Mencía (mínimo 50%), Garnacha, Tintorera y Palomino. No hay duda de que la uva tinta Mencía es la principal protagonista de los caldos bercianos tanto Crianzas, Reservas y Grandes Reservas.

Dentro de las tintas hay tres variedades experimentales aunque pendientes de la autorización de la Junta de Castilla y León, que son: Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon.

D. O. Tierra de León

D. O. Tierra de León es una denominación de origen cuya zona de producción está situada en el sureste de la provincia de León, Castilla y León, a la que también están adscritos otros municipios de las provincias limítrofes de Zamora y Valladolid.
Esta zona abastece de vino a toda la zona norte de la Península Ibérica desde la época romana. En el siglo X resurgió la viticultura en la zona gracias a los Monasterios allí emplazados.

En esta zona abundan las bodegas-cuevas rupestres, excavadas en lomas de tierra arcillosa aprovechando el desnivel. En el interior se crea al micro-clima ideal para elaborar el vino de aguja.




En 1985 un grupo de cooperativas y bodegas de la zona Valdevimbre – Los Oteros – Cea, formaron una Asociación Profesional de viticultores con el objetivo de lograr la Denominación de Origen para sus vinos. En 1999 se les concedió el derecho al uso de la mención “Vino de la Tierra” a los miembros de la Asociación Vino de la Tierra “Valdevimbre – Los Oteros”. Posteriormente, la Asociación pasó a denominarse Asociación de Vinos de la Tierra “Vino Tierra de León”.

En 2007, finalmente, se concede la Denominación de Origen “Tierra de León”.
La elaboración de los vinos amparados por esta D. O. se hace con las variedades de uvas autorizadas. El vino tinto se elabora con un mínimo de 60% de la variedad Prieto Picudo y/o Mencía, el restante 40% puede ser Garnacha y/o Tempranillo. El vino rosado se elabora con un mínimo del 60% de uvas de las variedades principales, esto es, Prieto Picudo y/o Mencía. El 40% restante será de las variedades tintas y/o blancas complementarias. El vino blanco debe elaborarse con un mínimo del 50% de uvas de las variedades Albarín y Verdejo, y el restante 50% con las variedades de uvas blancas complementarias, que son: Godello, Palomino y Malvasía.

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