Las rosquillas de San Froilán son un dulce típico leonés, que se asocia a una época del año, cómo es la celebración de las fiestas de San Froilán, que se celebran durante la primera semana de octubre y de las más tradicionales de la ciudad de León. En poco tiempo estás rosquillas se han convertido en la bandera gastronómica de una fiesta con siglos de antigüedad y arraigadas tradiciones, como la ceremonia de las Cantaderas, los desfiles de carros engalanados y la romería de La Virgen del Camino.
Son unas rosquillas de 20 ó 30 gramos aproximadamente que se elaboran con una masa hecha con leche, sal, mantequilla, harina, huevos y un poco de ron, finalmente se recubre de un glaseado hecho con azúcar glas, agua y limón.
Las rosquillas de San Froilán, también llamadas rosquillas pías, fueron una creación del maestro confitero leonés Santiago Pérez García. Este repostero estuvo haciendo el servicio militar en Gijón, donde aprendió la profesión en el obrador de un confitero alemán y heredó la Confitería La Coyantina (calle Ramón y Cajal de León de hace más de 50 años). Después paso varios años en Alemania y decidió enseñar a profesionales de distintos países su profesión. Lo que le interesaba era la docencia por lo que fundó el Centro de Nuevas Técnicas en Pastelería SAPER.
La Coyantina cerró y no fué hasta finales de los años 90 del siglo XX, que la receta fue recuperada por Luis César García González, maestro confitero de la Confitería Asturias, y desde entonces son ofrecidas cada año por casi todas las confiterías de la ciudad.
Compartimos a continuación la receta de las Rosquillas de San Froilán:
Ingredientes:
- 250 ml. de leche
- 150 gr. de harina
- 75 gr. de mantequilla o aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de azúcar
- 3 huevos
- 20 ml de ron
- Aceite
- Sal
Para el glasé:
- 125 gr. de azúcar glas
- 2 cucharadas de ron
- unas gotitas de zumo de limón
Preparación:
Se coloca en un cazo la leche, la mantequilla, la sal y el azúcar. Se pone a calentar y cuándo está a punto de hervir se añade la harina y se remueve hasta que esté todo bien mezclado y se retira del fuego. El resultado es una masa espesa.
Se deja enfriar y cuándo está templada se añaden los huevos y el ron. Se sigue removiendo hasta que la masa esté suave y lisa.
Se coloca la masa en una manga pastelera (de boquilla rizada) y se van dibujando las rosquillas sobre los trozos cortados de papel de horno. Y, a continuación, se fríen en aceite muy caliente sin quitar el papel (rosquilla hacia abajo y papel hacia arriba).
Cuando la rosquilla se esté haciendo, el papel se desprende solo, se retira y se da la vuelta a la rosquilla para que se dore de manera uniforme. Cuando ya están fritas, se ponen a enfriar sobre papel absorvente para que puerdan el exceso de grasa.
Para terminar de hacerlas, hacemos el glaseado mezclando el azúcar glas, el ron y el zumo de limón, y vamos bañando las rosquillas por los dos lados y las dejamos secar.