El Val de San Lorenzo es un municipio de la provincia de León situado en el corazón de la Maragatería, cerca de Astorga. El municipio se compone por las localidades de: Lagunas de Somoza, Val de San Lorenzo y Val de San Román.
La localidad de Val de San Lorenzo tradicionalmente se ha dedicado a la manufactura textil artesanal. Antiguamente, la escasez de producción agrícola llevó a muchos vecinos a dedicarse a labores alternativas, tales como la arriería (trasporte de mercancías) o la producción de tejidos de lino y lana. La artesanía textil actualmente sigue desarrollándose mediante las antiguas tradiciones de los artesanos, tanto en el Val de San Lorenzo como en pueblos cercanos de la ribera del Turienzo y la subcomarca de La Sequeda.
Batán Museo del Val de San Lorenzo, en León. Castilla y León. España. |
Abundan talleres familiares dedicados al tejido de mantas, alfombras, etc. y a su comercialización. Fabrican trabajando de manera tradicional todo el proceso de la lana: su peinado y cardado, y la confección en telares manuales centenarios. En el Val de San Lorenzo se encuentran el Batán Museo y la fábrica textil de "La Comunal".
En el año 1920, un grupo de 73 vecinos de la localidad, artesanos especializados en la elaboración textil, fundaron la Sociedad Comunal de Val de San Lorenzo, que era una comunidad de bienes donde se instaló la primera fábrica con maquinaria moderna destinada a cardados e hilados de lana. Pudiendo así llevarse a cabo de manera conjunta los procesos más complejos y costosos para tratar la materia prima.
El origen de la actividad textil en la zona es anterior. En 1858 la pañería maragata entró en crisis, porque solo se fabricaban las típica mantas arrieras. En otras partes de España se reconvirtieron los talleres, pero aquí no se optó por la mecanización y la actividad pudo continuar gracias a que un vecino se trasladó a Palencia para copiar la maquinaría que allí utilizaban.
En “la Comunal” se llevaban a cabo las fases intermedias. Los procesos de preparación de la lana, la apertura del vellón; el rociado con aceite para eliminar la electricidad estática y evitar la rotura de los hilos; y la preparación de las fajas de urdimbre para meterlas en el telar. El edificio de “la Comunal”, que se encuentra en el centro del pueblo, cerró sus puertas en 1990 porque falta de trabajo y se reabrió en 2006, tras ser restaurado, como Centro de Interpretación Textil, donde se exhiben una docena de máquinas: cuatro telares, una caldera de teñir, una torcedora de trama y otra de urdimbre. Las máquinas que se exponen en “la Comunal” llegaron de Cataluña en los años 30 y 40 del siglo XX y su gran logro actualmente es que gracias a haberlas mantenido en uso, siguen funcionando.
En la actualidad siguen en funcionamiento dos batanes o pisones de madera, y se ha reconvertido en el Batan Museo de Val de San Lorenzo, al que siguen acudiendo artesanos textiles para llevar a cabo algunas fases del proceso textil.
Este Batán está situado a la entrada del pueblo, junto a la ribera del Turienzo, y aún se observan los canales por los que corría el agua necesaria para mover este complejo textil, cuando el río venía crecido. En él desarrollan su actividad la última generación de artesanos entre utensilios del siglo XIX. Se sigue llevando a cabo de manera artesanal, como antaño, el procedimiento completo: el ablandado, lavado, desengrase y centrifugado de las piezas, hasta quedar estas completamente tupidas. Posteriormente se pasaban a la percha de cardar, donde se sacaban los pelos a los paños, gracias a roce con los pinchos de los cardones adosados a dos enormes rodillos de madera.
Hace 250 años había censados más de 80 fabricantes y más de 150 vecinos ejercían como principal ocupación la de peinar y cardar la lana. En la actualidad, sólo se mantienen abiertas dos fábricas y una docena de talleres familiares.
Merece la pena, además de visitar el Batán Museo y la Comunal, dar un paseo por el pueblo visitando sus fábricas, talleres, tiendas de artesanía y telares aún en funcionamiento. El paisaje urbano en la Maragatería se recrea en la arquitectura de la comarca, basada en la casa campesina tradicional y la casa arriera. Abundan construcciones auxiliares como pozos, fuentes, corrales, palomares, molinos, etc.
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